miércoles, 13 de diciembre de 2017

¿Es probable que las civilizaciones antiguas tuvieran contacto extraterrestre?

Esta es la versión más conocida de la leyenda de Oannes, la explicación del pueblo sumerio al desarrollo de su cultura, una de las primeras civilizaciones de la humanidad. A pesar de que se desconoce su origen y su idioma parece único, pues no coincide con ninguna familia lingüística conocida, sabemos que se establecieron en el Golfo Pérsico, al menos 3 mil años, antes de Cristo. 




Para los sumerios, Oannes fue la criatura que enseñó a la humanidad las bases de la civilización. La agricultura, las artes y la arquitectura fueron conocimientos que este ser transmitió a sus antepasados. Se trata de uno de los mitos de la antigüedad que presenta a seres superiores como creadores o proveedores de la humanidad.



El propio Carl Sagan decidió estudiar a fondo la teoría de los antiguos astronautas y, con ayuda de su colega Iósif Shklovski, reflexionó sobre la posibilidad real de un contacto alienígena en Vida inteligente en el Universo (1966) con especial atención en el mito sumerio y otros ejemplos dignos de mención; sin embargo, después de un análisis argumentativo, el escepticismo que acompaña a todo quehacer científico les llevó a concluir que no había evidencia alguna que sustentara tal teoría: «No hay datos fidedignos de contacto directo con una civilización extraterrestre en los últimos siglos, cuando se han difundido bien los eruditos ecuánimes y los razonamientos no supersticiosos.


Cualquier leyenda de contacto anterior viene gravada con cierto grado de embellecimiento lleno de fantasía, debido simplemente a los puntos de vista que prevalecían en la época del contacto». Años más tarde y probablemente arrepentido por la popularidad que él mismo dio a esta hipótesis y por las malinterpretaciones que pudo crear su texto en coautoría con Shklovski, Sagan dio por cerrado el tema en El cerebro de Broca (1970): «En un libro publicado en 1966, Intelligent Life in the Universe, yo mismo y el astrofísico soviético I. S. Shklovskii hemos discutido esta última posibilidad.

Tras examinar un amplio muestrario de artefactos, leyendas y folklore de las más diversas culturas, llegamos a la conclusión de que ninguno de los supuestos indicios proporcionaba pruebas mínimamente convincentes de un eventual contacto extraterrestre. En todos los casos analizados existen explicaciones alternativas mucho más plausibles y que se fundamentan siempre en habilidades y comportamientos humanos».

A pesar de que la hipótesis de los antiguos astronautas resulta inspiradora y emocionante, además de funcionar a la perfección para una gran historia de ciencia ficción, lo cierto es que actualmente no existe ningún indicio científico ni huellas históricas de que nuestros antepasados tuvieron contacto con civilizaciones extraterrestres.

Creer que los primeros avances tecnológicos de la humanidad se debieron a la visita de seres de otros planetas, o que las pirámides fueron construidas por una inteligencia superior es un tema polémico y altamente rentable para libros conspiranoicos o programas de televisión, pero hacerlo sin prueba alguna no contribuye a explicar la realidad y, por lo tanto, no es parte de un pensamiento científico.

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